En
centros comerciales, bancos, tiendas de autoservicio, museos, etc., se sigue
implementando el uso de termómetros para detectar personas presuntamente
enfermas del coronavirus
2019 (COVID-19). El problema con esto,
es que hemos bajado en realidad nuestras defensas sanitarias y preventivas, ya
que con las vacunas; ahora las personas que se contagian no solo pueden padecer
los síntomas, sino que también algunas pueden dejar de tener indicadores de
cambio de temperatura corporal lo que hace que no se aíslen, a pesar de que se
les confirme como positivo la presencia del coronavirus.
La falta
de aislamiento es lo que ha generado problemas de mayores contagios, que ha
llevado a especulaciones como que los gobiernos en turno, prefieren la propagación
del virus de forma controlada. Al final quienes moverán al mundo para los poderosos.
No podemos
negar que el uso del termómetro es fundamental, pero se vuelve absurdo el uso
de estos para detectar quien es portador del virus. Se debería ser más drásticos
y si fuera necesario no permitir el acceso centros comerciales, restaurantes,
bancos, entre otros. Pero la economía debe seguir y los consumidores, pues que
se los lleve el diablo, siempre hay otros que llegaran.
En un principio
de la llegada del coronavirus 2019 (COVID-19), en caso de tener fiebre se recomendaba
tomar la temperatura corporal, donde nos teníamos que hacer la siguiente pregunta:
"¿Se sintió afiebrado en el último día?". Esto no indicador de
haber adquirido el virus, si esto no iba acompañado de dificultad para respirar
(sentir que le falta el aire), fatiga, dolores musculares y corporales, dolor
de cabeza, pérdida reciente del olfato o el gusto, dolor de garganta, congestión
o moqueo, náuseas o vómitos y diarrea.
El uso
del termómetro para la toma de temperatura desarrollo múltiples artefactos que,
con el uso de escáner infrarrojo, se evita el contacto directo con el paciente.
Dirigiendo la señal hacia la arteria temporal en la zona de la frente. Esto
derivo en especulaciones, como que nos robaran nuestras ideas o que mataría las
neuronas. El termómetro se encendía, se deslizaba
hacia la persona que se tomaría la temperatura,
y se obtendría la medición que debería ser leído de la siguiente forma:
·
Fiebre: cualquier
temperatura de 100.4 ºF o más se considera fiebre.
·
Sin fiebre: las
personas con temperaturas de 100.3 ºF o menos pueden acceder al refugio
mediante los procedimientos habituales.
Sin duda
los termómetros láser son más efectivos para detectar las variaciones en la
temperatura corporal, y más asertivos para identificar uno de los síntomas más
asociados a la infección por SARS-CoV-2. Pero que pasa cuando una
persona se contagia de coronavirus 2019 (COVID-19) a pesar de tener dos o tres
vacunas.
No podemos
dudar que las vacunas contra el COVID-19 ayudan a proteger de la forma grave de
la enfermedad, las hospitalizaciones y la muerte. Además, las vacunas contra el
COVID-19 ayudan a proteger contra la infección. Las personas vacunadas igual
pueden contraer el COVID-19.
Es aquí donde cuestionamos el uso de termómetros infrarrojos
para acceder a un centro comercial, banco, museo, cine, etc. En individuos que no han sido inmunizados, las
incomodidades más frecuentes de la enfermedad son, en orden descendente, dolor
de cabeza, dolor de garganta, moqueo nasal, fiebre y tos persistente. El termómetro
es un medio para identificar algún portador con el virus.
Pero con los vacunados, los síntomas han cambiado
ahora se nota porque hay moqueo nasal, dolor de cabeza, estornudos, dolor de
garganta, y tos persistente. La diferencia principal es que en los no vacunados
hubo presencia de fiebre, algo que indica un problema más serio. Así que el termómetro
no serviría ante los millones que estuvieran contagiados con SARS-CoV-2, ya vacunados. Donde se ha reportado más dolores de cabeza y dolores de
garganta.
La situación se vuelve más critica las personas
vacunadas infectadas pueden transmitir el COVID-19 a otras personas. Si
una comunidad notifica más infecciones por COVID-19, quiere decir que hay más
virus en circulación. Cuando hay más virus en circulación, se producen más
infecciones en vacunados.
¿Ahora que debemos hacer? Si el termómetro ya no es un
medio de prevención, solo queda protegerse y proteger a los demás usando la
mascarilla en lugares públicos cerrados. Lo que no
miente son las estadísticas donde las tasas de muerte en personas vacunadas con
el esquema principal y dos dosis adicionales o de refuerzo fueron más
bajas, seguidas de las personas que recibieron una dosis adicional o de
refuerzo, comparadas con las que no recibieron ninguna dosis
adicional o de refuerzo. En todos los grupos vacunados se observó un riesgo más
bajo de morir a causa del COVID-19 en relación con las personas no vacunadas.