Es makiwara también es
conocido como machiwara. Su uso comenzó en Okinawa y formaba parte del
entrenamiento extraordinario para golpes de técnicas de Karate., el término se
traduce como “rollo de paja” que está atado a un poste de madera clavado en el
suelo.
Como parte de los ejercicios
suplementario era una herramientas más del hojo undo (補助
運動),
que se practicaba a finales del siglo XIX. El entrenamiento consistía en
centrarse en golpear correctamente colocándose con el makiwara en línea con el
hombro (y no en línea con el eje central del cuerpo); mantener el hombro
relajado; estirar el brazo con el codo pegado al cuerpo; alinear adecuadamente
muñeca y codo, de manera que soporten el impacto; centrarse en golpear con
seiken. El objetivo no era buscar la intensidad del golpe o la potencia, se
trataba de practicar sus golpes mejorando la técnica para evitar hacerse daño. Una
vez que el Karate se modernizo, el makiwara fue perdiendo importancia dentro de
las herramientas de uso para practicar las técnicas de golpes.
Los maestros del Karate como
Funakoshi, decían: “Si estoy tres días sin golpear el makiwara, me empieza a
picar el puño y me recuerda que tengo que golpear la tabla.". Y el mismo Nakayama recuerda que; "El
mismo Maestro Funakoshi se unía a nosotros ante el makiwara, y puedo recordarlo
vívidamente golpeando el makiwara hasta 1000 veces con los codos.".
El makiwara es para
desarrollar manos fuertes y poderosas, asentado golpes mediante el
entrenamiento. Al principio no es fácil, ya que al no saber golpear es común
sangrarse, por eso se debe aplicar las técnicas de golpeteo como son enseñadas
por los instructores o maestros. Se trata de tener un acondicionamiento de un
arma natural y solo la práctica lo proporciona.
Esto lleva al conocimiento de la intensidad del golpe ante un obstáculo
solido que ofrece resistencia, y que nos lleca a evaluar la penetración del
golpe.
Se dice que sin esta
sensación, el golpear objetivo solidos estáticos llevaría a destruirse los
nudillos y solo se estaría goleando el objetivo sin pasar de este. El makiwara
es para que el objetivo sea atravesado, como si fuera una situación real y que
la diferencia es notoria. Ya que según la fuerza del golpe en un objetivo móvil
su repercusión es la misma fuerza en sentido contrario lo que traería en
algunas ocasiones unos huesos rotos. El
evaluar estas reacciones podemos darnos cuenta que hay una eficacia en la práctica
de un objetivo flexible, saber de qué somos capaces es una cualidad
valiosa.
Hay críticas que se han
hecho por la presencia de makiwara en diferentes escuelas de Karate Do, en
donde la falta de conocimiento sobre su uso e importancia dentro de los sistemas
de herramienta del Hojo Undo, queda en un segundo término. Dejándolos como ornamentos
de los dojos. Dentro del Karate para niños o de la tercera edad, el makiwara se
convierte en una herramienta de entrenamiento tradicional y duro que no es
aplicado, además que en el Karate Do moderno, tampoco es practicado.
Los practicantes solo se
dedican a golpear en el aire, bajo una ilusión de que están derrotando a un
enemigo imaginario y poderoso. Funakoshi, al respecto decía: "Hasta cierto punto, los puntos básicos y los
katas son útiles para fortalecer los puños. Pero en cualquier caso se golpea
sólo al aire, por lo cual no hay resistencia ni respuesta y, si no se tiene
nunca oportunidad de probarlo, no se puede tener realmente confianza en el
golpe. Ahí es donde el makiwara juega un papel importante. [...] El poder explosivo
de los golpes y patadas de Karate puede atribuirse al entrenamiento con
makiwara." Por lo tanto: "Creo
que no exagero si digo que el makiwara es la piedra angular para conseguir unas
armas fuertes. [...] Quien practique Karate como una forma de calistenia no
necesita utilizar el makiwara, puede practicar todos los movimientos necesarios
sin golpear una sola vez. [...] Una observación adicional, el practicante que
se jacta de las callosidades de sus nudillos, todavía no ha aprendido el
significado del Karate-do."
Siguiendo la enseñanza de
Funakoshi, podemos concluir que no se puede afirmar que un golpe es potente sin
descargarlo sobre algún objetivo. Un golpe no es un golpe hasta que no golpea a
algo, y sin entrenamiento de impacto. Claro está que si solo se entrena el Karate
como rutinas de gimnasia no es necesario llegar a golpear. Pero también regresamos al principio, no se
trata de golpear por golpear, es aplicar las técnicas de entrenamiento de
ataque de forma tradicional mediante un entrenamiento continuo y adecuado. A
través del tiempo estaremos viendo resultados conociéndonos a nosotros mismos,
ya que podremos evaluar el potencia de impacto, precisión, coordinación,
sentido de la distancia, y control, y servirá también para aprender el uso
correcto de la fuerza, la alineación de las articulaciones, y la
respiración.
En otros casos contrarios el
mal uso solo nos traerá problemas en las articulaciones y los huesos. No es
para terminar sangrando o con callos que podamos presumir perjudiciales para la
salud. Funakoshi decía: "Estás
aprendiendo Karate al menos con el propósito de mejorarte a ti mismo, así que
nunca hagas insensateces que puede que conduzcan al daño físico o enfermedad…Si
los nudillos se desollan el entrenamiento debe detenerse durante una o dos
semanas…Están, por supuesto, aquellos tenaces estudiantes de instituto y
universidad, quienes, odiando perder, ignoran la piel excoriada, aprietan los
dientes, y continúan golpeando la almohadilla de paja hasta que queda
profundamente teñida de rojo por su sangre. Su espíritu es admirable, pero no
pueden evitar lanzar golpes cada vez más flojos. Al final no se obtiene mucho
beneficio."
Quizás solo hasta recuperar
la escena de la película de Karate Kid cuando Daniel San al llegar a Okinawa,
observa una propaganda de un Karateka que está rompiendo una viga. Y pregunta a
Miyagi: -usted también puede hacer eso. Y Miyagi solo responde: -hasta hoy
nunca me ha atacado una viga de madera.