El Karate Do, surgió como una forma de defensa y ataque, donde se
heredaban las técnicas a través de la práctica del kata. En la actualidad, se sigue con una
permanencia en la práctica del kata y en ocasiones esta se ha usado como parte
del acondicionamiento físico de algunas escuelas en el oriente.
Después
del surgimiento de las primeras escuelas en Japon, surgió la propuesta de
comenzar con altas competiciones, esto permitió que se desarrollara la práctica
del Karate Do en todo el mundo, quedando en ocasiones en segundo término el
aprender profundizando minuciosamente por cada técnica. En la competición
comenzó a hablaste del kime, que
se relaciona con el uso de técnicas de Karate Do, de forma racional. Por lo que se regresó al dominio y
control de las técnicas de Karate Do, para su aplicación en actividades de combate
libre (yiyu Kumite). En este proceso
de cambios es cuando surge el arte del Karate Do, como una transformación de la
aplicación de técnicas de Karate Do, de forma racional, en donde su ejecución
se convierte en un arte llamado waza kara jutsu e.
El
Karate tradicional que era de carácter marcial (preparación de la guerra) no
dejo de ser sustituido por el arte, ya que por su originalidad se comparaba
como una invención creativa (kata kara kata e). En donde el sentido es el
dominio de la técnica en el cuerpo hacia la aplicación real (tai kara you e).
En el proceso llegar al arte marcial del Karate Do, implica un adiestramiento
continuo del cuerpo que se usará como arma, que, alcanzando su máxima eficacia
en el momento adecuado, dominio de distancia y de oportunidad, se tendrá el Kime.
El arte surge cuando la realidad se materializa y se logra obtener un
ippon de competición en jiyu Kumite (combate
libre). Por eso es que la práctica debe
ser diaria. Debe ser real. Se debe usar el cuerpo de la forma correcta,
desarrollando las técnicas en su máxima expresión con autocontrol de la mente y
el cuerpo. No se trata solo de ganar, sino de expresar una integración del
cuerpo y mente que los japoneses llaman shin ichi nyo.
El
pensamiento mágico para lograr la trasformación del combate al arte marcial del
Karate Do, parte con el entrenamiento, donde se debe pensar que el puño es
igual a sable (ken wa ken nari). El entrenamiento
tiene este fin, formar el cuerpo. Un entrenamiento débil y sencillo hace lo
contrario de uno con calidad y seriedad. Dentro de este proceso se debe
mentalizar y repetir los pasos que nos ponen en el entrenamiento con el
propósito de rendir, usando la mente, para que el espíritu se eleve. Si no hay
calidad, no se puede desarrollar la técnica.
El
trabajo mental y corporal en el entrenamiento nos lleva a un autocontrol. Los
valores que se deben mentalizar tienen que ver con la vida y la muerte, como en
los viejos combates. En las competiciones es la mentalidad, por eso, en caso de
perder durante un combate, no hay de nuevo otra oportunidad, se ha muerto simbólicamente.
El ippon shobu, nació bajo esta
competición. En el karate moderno deportivo, solo contamos con un tiempo estimado
que no rebasa los tres minutos. El perder tiene una muerte simbólica, los ippon
shobu, son usados para definir el ganador.
Hoy
este tipo de karate moderno ha representado un dilema. El Karateka el día de
hoy está entre seguir con una práctica tradicional o en caso contrario el de
incorporarse en la competición deportiva haciendo de su practica un arte
marcial que algunos cuestionan si podría formar parte de juegos olímpicos. Desde mi perspectiva se debe tener claro que
hay que tener en consideración que las metas, los objetivos y el marco estructural
para la instrucción y la práctica son muy diferentes en el Karate tradicional o
el deportivo. Por lo tanto, la búsqueda
de una excluye a la búsqueda del otro.
Por último,
se debe revalorar la oposición del karate tradicional y moderno. El ippon, debe
dejar de verse como una técnica victoriosa del arte del karateka. La verdadera esencia
se encuentra en la práctica continua
mediante la combinación de la técnica de defensa y ataque (Kihon), rutinas de
combate (kata) y lucha (Kumite). La práctica
continua e intensa, llevara a una armonía corporal y mental, al unísono con la
finalidad de una técnica.